jueves, 11 de octubre de 2012

SER JOVEN MARIANISTA


 Vivimos en una época en la que todo nos envuelve y nos ilusiona: las redes sociales, el bombardeo de los medios de comunicación, internet, todos con ideas de “libertad”, vemos como los grupos sociales realizan marchas con grandes indicios de violencia, los grupos radicales, “barras bravas”, que acaparan a los jóvenes, a los cuales les ha tocado enfrentar un mundo caótico y revolucionario, al mismo tiempo, un mundo que dispersa a todos porque se ha fragmentado en caracteres individualistas, todo ello con la finalidad de encontrar “verdades absolutas”, pero sin compromiso y responsabilidad.
La juventud es una de las épocas del ser humano con más ilusiones, con metas, con sueños y esperanzas; hoy, el joven se enfrenta a la búsqueda de su identidad, de saber qué es ser joven y qué hacer con su juventud. No se trata de un tiempo en el que derrochar la vida esté de moda, es un tiempo para encaminar esos sueños y encontrar la felicidad de sí mismo, y de los demás. Sin embargo, hoy parece todo lo contrario, los jóvenes se distancian de los padres con la facilidad como quien desecha algo que no sirve, se involucran en el alcohol y la drogadicción creyendo en una fuerza de voluntad que los seduce y que después no pueden recuperar; deciden no estudiar o perder algunos años de colegio porque creen que su juventud durará toda la vida, desechan oportunidades laborales que les van a permitir ir creciendo en el mundo de la experiencia y los desafíos, con los pretextos de hacerse millonarios algún día. Y no saben que la mayor riqueza es precisamente SER JOVEN.
Ser joven es aprovechar el tiempo para amar la vida y disfrutarla sanamente, es comprometerse con su propia autoestima y no de destruirse en los vértigos que ofrecen luces de libertad, para posteriormente abrir las puertas del calabozo.
Ser joven es ver a través de Dios que el mundo los necesita, es permitirnos obtener la sabiduría de los abuelos y los grandes consejos de los padres, es darnos una oportunidad para crear lazos de amistad con la gente que nos rodea, es tener la fuerza para impulsar a nuestro país que nos grita lo necesitado que está. Ser joven significa ver a la vida con los ojos del corazón, combatir las ansiedades con los valores fortificadores del espíritu.
Ser joven es ser tú mismo, es no dejarte influenciar por otros que no han encontrado el verdadero valor de la juventud, y que desconocen que si no se la aprovecha correctamente se extingue más pronto.
Querido joven Marianista, vive tu juventud con alegría, entusiasmo, sueños, humildad, fe y esperanza, porque mañana serás el futuro adulto que aconsejará a los jóvenes que vienen en camino y los consejos que darás, deben estar cimentados en la fortaleza de tu espíritu y la dignificación de tu ser. Jóvenes, que Dios los bendiga siempre.¡FELIZ DÍA!