domingo, 28 de agosto de 2011

¿QUÉ LIBRO ME RECOMIENDAS?

Profesor Manuel Díaz Sánchez

Nadie podría decir que las vivencias escolares no tengan un lugar privilegiado en nuestras almas.
Los partidos de fútbol, el apuro por terminar la tarea, las bromas a nuestros maestros, esa chica que te ilusionaba y te sacaba por un instante del mundo de las ciencias y de las letras, la pelea con el grandulón de la clase, la última semana de clase, la fiesta de promo…en fin, tantas experiencias invaluables.
En ese sentido, la antología de cuentos La mala nota, el colegio en el cuento peruano es un texto que brinda un espacio para reencontrarte con uno de los lugares más entrañables por el que transita la persona: el cole.
Cuando llegó a mis manos sentí que el tiempo retrocedía y que yo regresaba a las aulas de mi colegio junto a mis compañeros.
Cada uno de los cuentos me hacía evocar episodios muy divertidos de mi vida escolar (El amigo Braulio, ¡A rincón! ¡Quita calzón!, Fiesta de promoción, Pelota de recreo) y también episodios tristes (repartición de premios, Ladislao, el flautista, Jubilación).
Realmente el texto te captura desde la primera clase.

Imperdible.

viernes, 12 de agosto de 2011

DISCUSIÓN EN LA CARPINTERÍA

Una pasiva madrugada, se desarrollaba una peculiar discusión, en una carpintería, en la que todos los ahí presentes se quejaban amargamente del resto de los integrantes. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además se pasaba el tiempo golpeando.
En medio de la discusión, el martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió
la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siemp
re tenía fricciones con los demás.
La lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo juego de ajedrez.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
“Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que, no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos”.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad.
Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con nosotros. Es fácil encontrar defectos, cualquier persona puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso, es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.